Hay jornadas en las que todo sale redondo, y en cambio, hay otras que nos hacen sufrir al máximo. Una de mis últimas salidas fue tras los largemouth y la verdad es que no nos lo pusieron nada fácil. 

En primer lugar tocó cambia de escenario pues teníamos coto para pescar truchas pero tras las fuertes lluvias durante la semana decidimos no ir e intentarlo con los basses.

El día se presentaba muy cambiante con nubes y claros. Sabíamos que a medio día daban algo de lluvias y que por la tarde podría despejarse. 

Nada mas llegar vimos a bastantes alburnos por las orillas comiendo en la superficie lo que  nos hizo pensar que sería una gran jornada.

Sin embargo, nos dimos cuenta de que no sería así tras muchísimos lances ningún bass aparecía, ni siquiera seguian el streamer. 

Tan solo tuve el ataque de un muy buen ejemplar que estaba resguardado detrás de una piedra pero que no se llego a clavar. Cosas de la pesca.

Decidimos comer pronto y volvernos pues se estaba poniendo  negro. Justo antes de llegar al coche nos granizó bastante y llegamos con los pantalones chorreando. Salimos lo mas rápido posible ante la posibilidad de que no pudiéramos debido al barro y el camino. 

Cambiamos de zona y tuve otras dos picadas pero se soltaron. Parecía que todo estaba en contra.

Después de hablarlo, decidimos irnos a investigar una zona nueva. La trade se estaba abriendo y quisimos aprovecharla al máximo.

Fue al final de una preciosa recula, en el último lance. En ese lugar en el que antes de lanzar tienes unas vibraciones especiales. Allí fue donde tras caer el streamer y darle un tirón apareció una gran sombra la cual abrió la boca y lo engulló.

El animal empezó a tirar como un demonio. Posiblemente fue el bass que mas batalla me ha dado hasta la fecha. Con calma lo fui dominando para que no se escapase.

Una vez rendido unas fotos y de vuelta al agua. Una captura espectacular sobre la bocina…..