Tras las lluvias torrenciales de Marzo e inicios de Abril no había podido salir a pescar truchas por lo que bases y barbos ocuparon mi tiempo en mis salidas de pesca. Pero tras la tormenta llega la calma y tras unas semanas estables tocó aventurarse a ir a visitarlas.

La verdad es que tras las lluvias está el campo espectacular, lleno de vida y de colores. Los ríos con agua lo que es una bendición para nuestras amigas.

Nada mas bajarme del coche pude ver que el río fluía con bravura mas crecido que nunca pero con el agua limpia y clara. La rivera había sido limpiada por el propio agua y donde antes había ramas, arboles ahora estaba vacía. En cambio, otras zonas nuevas con obstáculos habían surgido. Una muestra de la vitalidad que tiene un río.

En cuanto nos metimos en el agua nos dimos cuenta de la fuerza que tenia. Decidí empezar pescando con seca pero tras los primeros lances cambie a tándem pues el agua estaba fría y no veía movimiento.




Seguí pescando adaptándome a la nueva situación pescando posturas que antes no podía hacerlo y sin lograr resultados en otras que antes eran muy buenas. Las truchas se iban moviendo salían tanto a se ca como a ninfa, aunque abajo comían mejor.




La nota divertida la puso una bonita trucha que me dio la sorpresa del día. Me encontraba en una poza con una chorrera en la cabecera. Justo delante de mi había visualizado a una trucha en su postura y comiendo activamente abajo. Empece a pasarle el tándem esperando que en cualquier momento se sumergiera la seca señal de que había picado. Sin embargo, en una de éstas cuando las moscas iban pasando a su altura, otra buena pintona salir de la nada como un cohete saltó y se zampo la seca sin contemplaciones.