Durante todo el trayecto conduciendo mi cabeza estuvo dando vueltas y vueltas acerca de si realmente estaba loco o no.
Sin embargo, una vez en el agua me di cuenta de que no iba a ser una jornada cualquiera.....
Me decanté por empezar a buscarlos en superficie, ya que el agua no estaba aún fría y estos cambios les puede poner a 100.... Y así fue al segundo lance el primer ataque.
La jornada transcurrió de lo más animada.
Numerosos ataques, de los cuales muchos no llegaban a clavarse pues fallaban de la furia con la que atacaban.
Tuve la ocasión de tras capturar un bocagrande y soltarlo, tener otro prendido al siguiente lance.
Al final de la jornada mi pulgar puede resumir perfectamente cómo muchas veces si no arriesgamos no ganamos....